Es frecuente mostrar en mis artículos aquello de que explicar los principios básicos de la economía no es tarea compleja, al menos desde la perspectiva de este economista con algún que otro conocimiento sobre la materia.
Iniciamos una serie de artículos, si los lectores y el director de este medio así lo estimaran pertinente, sobre conceptos económicos que a diario aparecen en prensa escrita y radio televisiva y que a la vista de las consultas que me formulan los ciudadanos en plena calle (me gusta debatir con ellos), no acaban de entender el significado de una terminología que está al alcance de unos pocos. Y si vienen con caracteres del idioma de Shakespeare, menos aún.
Es necesario dejar constancia que estos artículos no van dirigidos a expertos y profesionales de la economía con criterios, seguramente, mejor fundamentados que los esgrimidos por este autor. Por tanto, me dirijo a los ciudadanos de “a pié” de manera sencilla, clara, concisa y sin tecnicismos, un tanto en mi obsesión de que las cosas resultan más fáciles y prácticas, o tal vez, que la razón esté del lado del magnífico periodista José Aguilar, prologuista de mi libro “Causa de las causas” cuando aseguraba en referencia al autor: “…su voluntad divulgadora y pedagógica que tal vez refleja una secreta vocación docente del autor”
Llevamos varios meses con noticias relativas a la OPA (Oferta Pública de Adquisición) del Banco de Bilbao hacia Banco de Sabadell. Pero ¿qué cosa es eso de una OPA? Nos servirá como ejemplo explicativo la situación de ambos bancos, pues tampoco es propósito de este escrito realizar un análisis general del sistema de Opa.
Banco de Bilbao hace una propuesta a los accionistas del Banco de Sabadell para comprar sus acciones a un precio superior al cotizado en bolsa en el momento de la Opa (un 30% más) con el fin de hacerse con el control societario al mismo tiempo que obtener un mayor grado de concentración financiera. Si esta propuesta está consensuada con el Consejo de Administración del Banco de Sabadell aconsejaría a sus accionistas aceptar la oferta. Estaríamos, efectivamente, ante una OPA consensuada.
El problema que se presenta en este caso, es que la operación no cuenta con el acuerdo del Consejo de Administración del Banco de Sabadell y por tanto, nos encontramos ante un ejemplo manifiesto de una OPA hostil o agresiva lo que conlleva situaciones muy conflictivas. Así las cosas, el banco catalán intenta convencer a sus accionistas que les irá mucho mejor si no venden las acciones. De igual manera, estiman la pérdida de unos 4000 empleos y por tanto se verían afectados los clientes en cuanto a gestión se refiere. Aumentaría el desempleo y la diversidad financiera (reducción de entidades y mayor concentración de poder financiero en pocas manos). Es su argumentario, además de considerar inadecuado el precio ofertado.
En cualquier caso, sería necesario cumplir con una serie de requisitos siendo los más importantes las autorizaciones del Banco Central Europeo, que ya ha dado su beneplácito, la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que aún no se han manifestado al respecto.
¿Puede el Gobierno desautorizar la operación? Puede hacerlo. De hecho, el ministro Carlos Cuerpo ya expresó hace unos días la voluntad del rechazo, aunque matizó que tendrían en cuenta los informes de los Organismos que ya se han mencionado. Estos informes a los que alude el ministro son preceptivos, pero no vinculantes. Quiero pensar que, escudándose en razones de interés general impondrá una serie de requisitos tan exigentes que pueda derivar en la falta de interés del BBVA por considerar inviable la operación y renuncie a cualquier movimiento financiero de absorción o fusión. Por ahí, creo, van los tiros. Al tanto.
Esto, desde el punto de vista económico.
Pero también hay un punto de vista político, bajo mi criterio. A saber:
- Banco de Sabadell dejaría de ser entidad financiera catalana. Herido el sentimiento.
- Esta OPA o fusión convertiría al Banco de Bilbao (que no es catalán) en el primer o segundo banco más importante del país, poniendo tierra de por medio respecto a Caixabank (que sí es catalana).
- Por otra parte, el gobierno de la Generalitat no tiene poder de decisión en esta operación, muy a pesar suyo. Le queda el recurso del pataleo. Y la presión política que con seguridad están ejerciendo.
Otra percepción personal. Esta lucha de poderes políticos-económicos dejará en el camino algún herido de gravedad. Estaremos atentos, es lo que nos queda.
Félix Calle. Doctor en Economía y Empresa.