Me alegra ver cuando se miman y se cuidan edificios emblemáticos de Puertollano como la Casa de Baños, cuya fachada está siendo renovada con un nuevo revestimiento de pintura, en claro contraste con otro de similares características que lleva ya unos años abandonados.

Mi visita al Museo

Quiero contar aquí lo que me encontré en mi última visita al Museo Etnologico Puertollano, ubicado en el número 39 de la calle Conde Valmaseda, en un edificio historico y singular de titularidad municipal y, por tanto, cuyo mantenimiento es responsabilidad del Ayuntamiento. Sin duda una de las joyas de la corona en el patrimonio arquitectónico minero de Puertollano, a la que muchos llaman la casa grande, dado el magnífico estado de conservación que aún presenta. Pero amenazado claramente, según pude comprobar, por el paso del tiempo y la falta de cuidados despues de cuatro años de cesión a la asociación cultural Portus Planus, se cumplieron el pasado 5 de octubre, sin que haya recibido la visita de operarios municipales para llevar a cabo algunas labores de mantenimiento necesarias.

Carencias y deterioro

Así las cosas, el ascensor no funciona y la gente discapacitada no puede ver la planta de arriba; las goteras han tomado ya alguno de sus cielorrasos; la humedad también campa a sus anchas por las paredes; algunas ventanas están en mal estado y las demás no tardarán en estarlo; faltan por reponer bombillas fundidas que han dejado con muy poca luz algunos de sus espacios y el resto seguirán ese mismo camino como es lógico; las paredes del jardín y el murete exterior merecerían un repaso antes de que colapsen; y el rotulo «provisional» del Museo sigue siendo una sábana con una inscripción hecha a base de brochazos con pintura roja, a la espera de algo más digno para hacer justicia con lo que merece este lugar.

Una gran historia

Este edificio fue sede de la Sociedad Minera Oretana y se acabó de construir en 1918 por la Compañía Madrileña de Urbanización, después de tener serias dificultades para la ejecución de la obra por haber tenido que traer los principales materiales y obreros desde Madrid.
Se entregó en 14 de febrero de ese mismo año a la Sociedad Hulleras de Puertollano que lo encargó a la empresa de Arturo Soria, un gran urbanista y geómetra que hoy da nombre a una de las grandes avenidas de Madrid, una calle de seis kilómetros de largo que recorre el barrio de Hortaleza que él diseñó y que puede considerarse como la Gran Vía del distrito de Ciudad Lineal.

Estos son algunos detalles históricos de este impresionante edificio que aún hoy luce con todos su esplendor a los ojos de las personas que transitan por ese lugar e, incluso, de las que entran o salen de nuestra ciudad en algunos de los ferrocarriles que aquí prestan servicio a diario. Motivos más que justificados para que se le preste la atención que merece y que no acabe sufriendo el paso del tiempo sin nada ni nadie le ponga remedio.

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