No es fácil presentar la realidad económica, sin asumir el riesgo de cometer errores, cuando en el eje de la misma se encuentra un personaje como el actual presidente de EEUU, Donald Trump.

Creo que resulta imprescindible proceder a un análisis estructural de la economía cuando concurren circunstancias que pueden cambiar el sistema económico mundial derivado de decisiones o actos humanos de una persona convencida de estar en posesión de todo el poder divino y terrenal, especialmente si considera que la economía es la ciencia de la riqueza.

Sus bravuconadas económicas y políticas tienen trascendencia internacional (poder divino y terrenal) y lo grave es que han calado en cabezas ajenas de países igualmente poderosos que refleja la magnitud de la situación que podemos esperar en un futuro no lejano. 

Trump amenaza con aranceles de otra galaxia a toda economía viviente, pero en China ha encontrado un hueso muy duro de roer. ¿Por qué? Porque el gigante chino ostenta actualmente la propiedad de 767.000 millones de dólares de deuda americana, el segundo mayor inversor extranjero, más del doble del PIB de Portugal y la mitad de España, por poner un ejemplo. Si a esto le añadimos los 1,2 billones de dólares que dispone Japón, no es cosa de no merecer atención. Si bien, es cierto que durante el periodo 2021-2023 la “inversión” china se vio reducida en 300.000 millones de dólares, hubo cierto canguelo en Washington. Es decir, EEUU siempre ha contado con China para financiar sus gastos y a cambio este último inunda su mercado con lo que quiera vender. Así desde hace unos veinte años.

Estoy de acuerdo con el profesor Sung Won Sohn, cuando opina que China tiene en sus manos un arma donde negociar los amenazantes aranceles y seguir con el acuerdo no escrito de “tú me compras mis productos y yo tu deuda”. Tú me impones aranceles, yo reduzco la inversión deudora.

Podemos plantearnos dos situaciones: 1. Que el Banco Popular de China, que lleva tantos años financiando a EEUU, tome la decisión de reducir aún más la demanda de deuda. Podría causar una gran crisis, salvo que para evitar esta huida el gobierno de Trump  eleve el interés que paga actualmente y así equilibrar oferta con demanda, no exento de riesgo.

2. ¿Y si EEUU cae en incumplimiento de pago de la deuda debido a una previsible recesión económica? Que vaya rezando todo el mundo. Caída del valor del dólar. Una amenaza real para la economía mundial.

Recuerdo unas declaraciones de Hillary Clinton, Secretaria de Estado, cuando recibió al primer mandatario chino y un periodista le recordó que le exigiera derechos humanos en el país asiático. Respuesta de la Sra. Clinton: “¡Cómo quiere usted que discuta con mi banquero!”. Ese es el nivel de dependencia económica. Para muestra, un botón.

Entiendo que esa es la realidad en la relación EEUU-China-Japón, por lo que la negociación tendrá tintes muy distintos a los inicialmente pretendidos por Trump. 

Contrapuesto escenario contemplamos en Europa, inmersa en su propio delirio ahora menos Unión que nunca, con presidentes de países que tienen al mandatario norteamericano como referente ideológico económico y político. Elecciones celebradas ayer mismo en Alemania donde el partido radical de la derecha AfD ha resultado ser el segundo más votado. Con un presidente galo que no goza de consideración alguna en la Casa Blanca, el ninguneo es evidente. Con un presidente de España también ninguneado y además señalado. 

La pelota está en el tejado europeo, dependerá de si la mayoría de sus miembros quieren jugar el mismo partido con ella, en cuyo caso las proclamas arancelarias puedan quedarse en poco más que algo parecido a una falsa entrada de un elefante en una cacharrería, así no nos haremos daño ni uno ni otro. Unión y acuerdo, algo complicado, no obstante.

En cualquier caso, cuidado Mr. Naranja, sus bravatas pueden no salirle gratis, es factible que en los próximos cuatro años tenga que soportar una inflación en la que tal vez no haya pensado, calculado o bien despreciado por improbable. Estaremos a la espera.

Félix Calle- Doctor en Economía y Empresa.

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