El sábado 22 de febrero ha sido la última noche que escuché el programa deportivo estrella de una cadena de radio. 

La violencia y agresividad de uno de  locutores deportivos (no es la primera vez) unida a la fobia que tiene al Real Madrid, con el consentimiento tácito del locutor moderador (incompetente profesional), unido todo en la confabulación catalana (todos menos el sevillano eran del mismo sentir y acomplejamiento; se ve que el moderador no sabe lo que es la objetividad, o al menos, la posibilidad de una defensa del equipo al que ofenden continuamente). El sevillano lo intentó con honradez profesional, aunque sin convicción alguna.

La verdad es que no solo se muestran como son, sino que no son dignos de llamarse periodistas, sin mirarse al espejo (ahí están las ayudas al equipo catalán y los Negreira boys). El principal catalán es una vergüenza pública por su chulería, prepotencia, y -sobre todo- la agresividad con que se prodiga. Luego criticaremos a los seguidores e hinchas…. ¡Menudo ejemplo! Ya de igual del equipo que seas, da igual; que les den TODOS los títulos al equipo más acomplejado, no por sí, sino por la banda periodística que lo secunda.

Yo, solo he dejado de escuchar a esa cadena… ¡me hacen daño escucharlos!

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