OTAN SÍ, OTAN NO. OTAN, de entrada, NO. Cualquiera puede pensar que son mensajes de otro tiempo y así es, ni más ni menos que de 1986, año en el que definitivamente votaron los españoles ratificando su permanencia con el 56,85 % de los votos.
Hoy, 2025, la Organización vuelve a ser motivo de debate, muy serio debate, gracias al Presidente norteamericano.
Durante más de 80 años hemos dependido en gran medida de la aportación económica y venta de armamento de EEUU y a ningún presidente electo de ese país se le ha ocurrido poner patas arriba la “convivencia” de los miembros. Ahora, el máximo mandatario, el comandante, no está dispuesto a sufragar el aumento del presupuesto militar exigiendo, más bien chantajeando, al resto de países para que se rasquen la faltriquera. Esto de los chantajes se está poniendo cada día más de moda.
Acaso esa dependencia que decía viene avalada por el hecho de que el 64% del suministro de armamento provenga de EEUU, es decir, la mayoría de sus exportaciones han tenido destino europeo y no a Oriente Medio como venía siendo habitual. La guerra contra Ucrania ha sido primordial, es cierto.
Ahora el planteamiento es si la “Vieja Europa”, como le llaman despectivamente algunos lideres políticos allende los mares, sería capaz de reactivar el rearme europeo. La Sra. Von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, ya ha declarado que habría que depositar encima de la mesa la no despreciable cifra de 800.000 millones de euros. Centrándonos en nuestro país, los socios de gobierno no están por la labor del incremento militar y en el cuartel general de Podemos propugnan la salida de la OTAN y el desalojo de las bases. De ser así ¿quién nos garantizaría la seguridad? Hay cuestiones que deberían tomarse muy en serio. El PSOE de Felipe González cambió de parecer pasando a defender nuestra permanencia en aras de que somos una puerta fundamental entre África y Europa. Primó la seguridad nacional.
Mientras tanto, viendo cómo se encuentra el tablero geopolítico, ingleses y franceses se han arremangado para poner en marcha y agilizar su armamento nuclear, alegando la urgente necesidad de labrarse un futuro armamentístico dentro de casa. De externalizar, nada de nada, la llave no lo puede tener alguien ajeno. Así se evita la patada en el trasero y el chantaje, de tal manera que el reemplazo debe ser costeado por nosotros.
Trump y Musk odian a Europa. Trump y Musk no quieren la OTAN y menos sufragarla. Trump y Musk están blanqueando a Putin. Y Putin tan contento.
Félix Calle. Doctor en Economía y Empresa.