Los podríamos definir de varias maneras, aunque la mía sería algo así como “refugio fiscal”. Llámese como se quiera, lo que predomina es la existencia de un régimen fiscal que viene a significar un grave perjuicio a los ingresos tributarios para aquel país donde reside el “refugiado”

      El origen del refugio fiscal es consecuencia de la supresión de los controles de los Estados sobre bancos y capitales en general. Los ideólogos y por tanto pioneros fueron Ronald Reagan y Margaret Thatcher, cuando en los años ochenta aplicaron medidas neoliberales para, según ellos, “modernizar” la economía.

      Los factores o características que imperan en estos “santos lugares” son la nula tributación del capital, sistema desregulado como atractivo especial para capitales o patrimonios de otros países y la opacidad de la información, por cuanto no existe colaboración en el intercambio de información entre las autoridades fiscales y judiciales. Es decir, el secreto más absoluto. Crucial para la buena marcha del negocio.

      Cuando hablamos de refugios fiscales tenemos la idea preconcebida que nos estamos refiriendo a islas tropicales exclusivamente, cuando la realidad es que en la Unión Europea tenemos 18 países o “islas del tesoro” permitido por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), de ahí que algunos economistas pensemos que la Organización actúa contra ellos de manera liviana, permisiva, interesada. Es lógico, se trata de una organización que ejerce de promotora del neoliberalismo globalizado que aglutina treinta y un países más ricos.

      El caso es que el resto de países se encuentran con una alarmante reducción de ingresos derivados de los impuestos y a veces se sienten forzados a mantener una tributación baja para las grandes fortunas y en lo posible evitar la huida masiva de capitales. A posteriori, la idea generalizada entre el resto de los humanos: los ricos pagan menos que los pobres. Es la realidad. Aplican una reducción sobre los beneficios de las grandes empresas, pero no así al consumo en general o las nóminas en particular. También son reales las consecuencias graves para el sostenimiento a largo plazo de los sistemas públicos, ya que los ingresos fiscales en Europa representan el 90% de los ingresos del Estado.

      Tampoco vayamos a caer en el error pensando que los capitales “fugados” provienen exclusivamente de actividades económicas/financieras, son grandes centros de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico y el terrorismo, por tanto, están encubriendo delitos mucho más graves que el fraude fiscal.

      Vamos con algunos datos que puedan resultar de interés:

  • La OCDE lleva 10 años tratando de reformar la fiscalidad mundial. No ha servido de nada. Algunos miembros de la Organización no aplicará las propuestas de esta. Así lo ha expresado el Fondo Monetario Internacional (FMI).
  • En los próximos 10 años se calcula que los países perderán del orden de 5 billones de dólares en impuestos, cifra equivalente a perder un año de gasto mundial en sanidad pública. Los países de renta más baja serán los más afectados. Como siempre, en cualquier circunstancia.
  • Financial Times publicó en Julio 2023 que la OCDE “ejerció una fuerte presión para impedir que Australia aprobara una ley que habría supuesto el mayor avance hasta la fecha en materia de transparencia fiscal de las empresas multinacionales. La legislación habría exigido que una de cada cinco empresas multinacionales de todo el mundo publicara informes país por país, incluidas las más  importantes del mundo”
  • Los depósitos en refugios fiscales alcanzan la cifra de 12 billones de dólares, más de un tercio del PIB anual mundial. Algo así como 12 veces el PIB español y semejante al valor de las economías de EEUU y Japón juntas.  

      El economista John K. Galbraith, justo merecedor del Nobel que nunca le fue concedido por mezquinos intereses, manifestó a cuenta de los paraísos fiscales: “… habría que examinar mejor la manera en que se obtienen el dinero que se refugia en los paraísos fiscales”

      Lamentablemente, nos encontramos ante un problema que lejos de decaer sigue creciendo a nivel mundial. No hemos avanzado nada en la última década.

En España, por poner un ejemplo, todas las empresas del IBEX 35 (compuesto por las 35 empresas de mayor capitalización que cotizan en bolsa) bien directamente o a través de sus accionistas tienen vinculación patrimonial con empresas ubicadas en refugios fiscales, según un informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa que ya hizo público en 2013. Hoy, sigue vigente dicho informe.

      Mucho hablar, pero poca acción real. Los poderosos que ponen a la fuga sus capitales siguen salivando de placer desde el convencimiento de no amenazar el bienestar de nadie por el impago de impuestos.

      Félix Calle. Doctor en Economía y Empresa.

2 comentarios en «Paraísos fiscales»

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